El primero de los musicales en el que nos hemos inspirado en nuestra «Operación Discípulo» ha sido Billy Elliot, que nos ha ayudado a recordar la importancia de no renunciar a sueños grandes para nuestra vida, a reconocer signos en los que descubrir nuestra vocación y a estar atentos a la gran llamada que Dios nos hace a ser los «mejores artistas» para el mundo. Para ello, nos hemos valido de dinámicos, juegos, testimonios…